Este lugar es una excusa, para hablar sobre cine, musica, comics; solo como simples observadores de lo desconocido, en busca de esas emociones que nos quitan el sueño, nos sacan de la rutina y nos alimentan.

Spex, Gonzo, Snaporaz

21 abril, 2008

La Soledad En Tiempos De Neorrealismo

Surgido a fines de la década del ‘40 en Italia el Neorrealismo Italiano supo captar la atención de los grandes públicos mundiales a base de relatos con una fuerte influencia del cine-ojo de Dziga Vertov, las “sinfonías de ciudad”, el cine poético de Renoir y Clair y el uso de escenarios naturales y actores no profesionales; los cuales fueron el broche de cierre al periodo de las famosas “películas de teléfonos blancos” (telefoni bianchi), muy de moda en la época de la segunda guerra mundial. Y porque "nuevo" realismo? mas que nada para destacar un punto de cambio en el cine italiano que anteriormente tuvo muchas obras con cierta connotación realista desde la etapa muda con Assunta Spina (1915) y mas acá, con 1860, de 1934. Un movimiento de pos-guerra muchas veces atribuido (erróneamente) a Roberto Rosselini y su Roma, Ciudad Abierta (1945), aunque el artífice del mismo fue un simple guionista: Cesare Zavattini (1902 - 1989); quien supo ser mas importante para las obras que los mismos directores con los que colaboro.
Tomando como referencia las palabras del critico Leo Longanesi quien afirmaba que el verdadero cine italiano solo podría nacer yendo a filmar a las calles, Zavattini plasmo esta ideología en muchos de sus guiones como en Los Niños Miran (I Bambini ci guardano) su primera colaboración con Vittorio de Sica y en 1953 en su famosa "Tesis sobre el Neorrealismo" manifestó:

"El Neorrealismo es siempre un proceso de no-diferenciación, tiende a descubrir los derechos comunes a partir de las necesidades de la vida elemental; por eso es amor a la vida, y creo que por eso protesta contra la guerra de una forma mas profunda y natural, menos política que los alemanes, los franceses y ya no hablemos de los ingleses".


Cesare Zavattini, el fundamentalista del Neorrealismo

Directores tales como Alberto Lattuada, Giuseppe de Santis, Luigi Zampas, Pietro Germi, Luchino Visconti fueron parte fundamental del Neorrealismo, incluso un joven Fellini participo en el desarrollo del mismo desde sus comienzos y algunos de sus mas conocidos films como La Strada y Amarcord muestran esa influencia; claro esta, siempre con esas bellas viñetas de explicita poesía típicas del gran director.
Pero entre todos estos directores Vittorio De Sica (el fiel colaborador de Zavattini) fue sin lugar a dudas el mas sentimental y populista, plagando la pantalla de relatos sórdidos, personajes comunes y mostrando esa Italia decadente que trataba de volver al ruedo después de la guerra y los bajones económicos.

Vittorio De Sica: honestidad brutal

Desde sus comienzos con El Limpiabotas (Sciuscià) y llegando a la fama internacional con esa joya neorrealista llamada El Ladrón de Bicicletas (Ladri di biciclette) fiel merecedora del Oscar a la mejor película extranjera. Pero es con su film de 1952, Umberto D. (uno de los últimos resplandores del neorrealismo) que brinda una de las historias mas tierna (y cruel a su vez), jamás hecha sobre la soledad y la injusticia en el otoño de la vida.Umberto Domenico Ferrari es un ex-empleado de la administración italiana a quien la jubilación no le alcanza para subsistir, para colmo de males la dueña de la casona en donde reside amenaza con dejarlo en la calle si no consigue el dinero que le debe. Solo la fiel compañía de su perro Flike y la amistad desinteresada de Maria (la joven mucama de la casa) logran hacerlo olvidar por momentos todas sus desgracias. Habiendo vendido sus libros y su reloj para conseguir dinero, intenta desesperadamente mendigar en las calles, pero su orgullo se lo impide resultando denigrante incluso par su pequeño perro.
Usando como eje narrativo el fuerte lazo afectivo entre amo y mascota, De Sica nos transmite el sufrimiento de Umberto cuando Flike se extravía y pensando lo peor va en su búsqueda a la perrera.
Es en esta escena en que De Sica muestra cierto anacronismo con su obra anterior “El Ladrón de Bicicletas”: si para un padre y su pequeño hijo la bicicleta robada es el único sustento económico en la familia, para Umberto, Flike es su único sustento afectivo ya que carece de familiares.
Carlo Battisti, un profesor de lingüística y autor del Diccionario Etimológico Italiano, interpreta a Umberto en la que es su única actuación en la pantalla grande con una entrañable lucidez y es el quien lleva adelante la acción de la película, nos calzamos sus zapatos y vislumbramos un paisaje desolador para alguien de la tercera edad, desde la manifestación de jubilados con que inicia el film hasta cuando decide internarse por decisión propia en un hospital con tal de evitar que la dueña de la casa lo desaloje.


Carlos Battisti en una de las actuaciones mas honestas del cine italiano


En estos días muy pocas películas tratan el tema de la vejez, pero seguramente ninguna será tan conmovedora como Umberto D. Entre otros films que guardan un parentesco con esta obra maestra de De Sica se pueden nombrar a Candilejas (Limelights) (1952) de Charles Chaplin, en donde el mismo Charlie es el encargado de personificar en clave confesional, a un comediante que ya no hace reír y a quien el verdadero amor llega demasiado tarde a su vida; el mismo año, Akira Kurosawa hizo lo suyo con Ikiru mas cercana al tema de la redención sin olvidarnos de Fresas Salvajes (Smultronstället) (1957) del gran Ingmar Bergman en donde usa como carácter principal nada mas ni nada menos que a otro genio del cine (delante y detrás de la cámara) como lo fue Victor Sjöström.



Manipulando nuestras emociones mas puras como si de una marioneta se tratase De Sica es capaz de hacernos pasar de la angustia a la alegría en un abrir y cerrar de ojos, fue así que con una lagrima en el corazón Vittorio De Sica dedico este film a la memoria de su padre.


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